martes, 11 de noviembre de 2008

Escuelas Seguras, un camino para el rescate de la juventud sucrense...


FORO: SEGURIDAD SOCIAL E INCLUSIÓN SOCIAL

*Una minoría de la población de los barrios es partícipe y protagonista de hechos ilícitos, la mayoría es victima de la violencia.

* Es fundamental hacer justicia social, en la protección del desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes, por parte de las familias, comunidades y el Estado.

(Comando de Campaña, 10 de Noviembre, 08) En una sociedad tan golpeada por el abandono de más de 40 años, la violencia fue ganando terreno y ocupando espacios tan vulnerables como el de los más pequeños e indefensos, quienes quizás son las victimas más inquietantes de un camino que ha sido marcado por la exclusión.

Hoy en día es una realidad el incremento de las agresiones físicas y verbales dentro de las barriadas del municipio Sucre y del país, la creciente cifra de personas fallecidas a causa de las armas, así como también la presencia de grupos que cometen hechos delictivos con total impunidad, convirtiéndose en factores que han detenido la normalidad de la convivencia ciudadana y en muchos casos la culminación de la escolaridad de los niños, niñas y adolescentes.

Según la directora de la Defensoría Pública de Menores “Beto Morales” de la jurisdicción sucrense, Gloria Perdomo, durante su participación en el Foro de Seguridad e Inclusión Social, en las comunidades se ha desatado unmecanismo de seguridad basado en el silencio” sometiendo a las personas a vivir bajo altos grados de presión donde “sorprende la capacidad de angustia que puede soportar un ser humano” trayendo como consecuencia la ausencia de los padres en puestos de trabajo y de infantes en las aulas de clase.

De acuerdo con las estimaciones obtenidas por el trabajo comunitario desarrollado por un grupo de expertos mediante la fundación “Luz y Vida” existe una falta de políticas de seguridad que garanticen la vida y la integridad de los habitantes del municipio Sucre, a lo cual se suma la percepción de la violencia como un hecho natural, ya que “la gente asimiló la conducta agresiva como normal, donde además lo ilegal paso a ser algo habitual” generando la falta de denuncias y apreciación de los valores alejados del delito.

Pero a pesar de todo ello, y aunque resulte contradictorio sólo una minoría de la población de los barrios es partícipe y protagonista de hechos ilícitos, la mayoría es victima de la violencia, sufre miedo y está expuesta a agresiones, tomando como medida de protección “aceptar la inseguridad en condiciones de evidente minusvalía”.

Para Perdomo, la violencia sigue ocupando los primeros lugares, considerada como la mayor problemática de las comunidades, que ha ido ganando espacios importantes, como escuelas, áreas deportivas y recreativas, donde incluso el respeto ha sido desplazado, lo que a su juicio “advierte que se esta desbordando el nivel de la violencia en nuestras comunidades”.

Pero ¿existe un camino real para rescatar la infancia de Sucre y del país? La respuesta de Gloria Perdomo, es que definitivamente es posible y para lograrlo es fundamental hacer justicia social, en la protección del desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes, por parte de las familias, comunidades y el Estado. Igualmente priorizar el fortalecimiento de la familia y la escuela “como el espacio primario de protección, socialización e integración”.

Además, agrega que es necesaria la incorporación de un plan municipal de protección al menor, donde se concentren la diversidad de programas y acciones para resguardar efectivamente las múltiples situaciones asociadas al drama de la desintegración, violencia y conflicto del hogar, así como también dotar a las comunidades de adecuados servicios asistenciales, tanto de medicación como de salud metal, espacios deportivos, recreacionales y culturales, que presenten opciones alternativas a la violencia.

Asimismo, la creación de programas que le abran paso a la participación directa de los jóvenes en el conocimiento de sus derechos y realidades, que les permita ser líderes y protagonistas de su entorno familiar y social, forman parte de la propuesta de seguridad escolar, necesaria en Sucre.

Finalmente dentro de las barriadas, las organizaciones populares deben integrarse a la ardua labor en pro del rescate de los jóvenes, razón por la cual debe existir un levantamiento informativo, que garantice los mecanismos para detener “la fabrica de violencia” que afecta significativamente a la colectividad.

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